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¿Por qué procrastinamos?

Caer frecuentemente en estas situaciones no quiere decir necesariamente que nos organicemos mal, ni que seamos vagos.

Si pensamos en las actividades que solemos procrastinar, veremos que con frecuencia se tratan de acciones con las que no disfrutamos o que nos suponen un esfuerzo alto, ya sean aburridas, ansiógenas, desagradables o muy demandantes. Una explicación posible es que tal vez repetimos este patrón de conducta porque presenta beneficios a corto plazo (durante un rato, evitamos hacer aquello que no nos apetece).

Actividades para la Procrastinacion

Además, si pese a dejarlo para último momento somos capaces de entregar la tarea o cumplir con los plazos a tiempo, esta conducta no provoca consecuencias negativas en nuestro entorno, y esto hace que sea menos probable que cambiemos este comportamiento para la próxima vez.

Procrastinacion

Esta conducta de evitación de la tarea o de distracción nos presenta un refuerzo inmediato: el alivio de esa sensación de agobio que nos generaba la idea de realizar la llamada.

En este caso, la procrastinación sería una estrategia a la que recurrimos para lidiar con las tareas que nos provocan emociones que percibimos como negativas -como la ansiedad- al ofrecernos una “solución” fácil: no pensar en eso, hacer otra cosa.

Ansiedad y Procrastinacion

De esta manera, la procrastinación puede convertirse en un hábito ante tareas que nos desagradan.