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¿Qué características tienen estas adicciones?

Algunas consecuencias derivadas de perder el control sobre la conducta, que comparten tanto las adicciones a sustancias como las comportamentales, son:


Aumento de la frecuencia con la que se realiza o del tiempo que se le dedica. Fruto de la repetición de la conducta, surge lo denominado como tolerancia: necesidad de aumentar la cantidad para lograr el mismo efecto. En el caso de la adicción a las tecnologías, esto implica que cada vez se pasa más tiempo con el móvil, con el ordenador, navegando por Internet, mirando redes sociales, etc. Asimismo, también se desarrolla una dependencia hacia los dispositivos electrónicos, que lleva a la necesidad de estar constantemente pendientes de ellos.
Dependencia de las Tecnologías

También pueden aparecer síntomas de abstinencia cuando no se realiza la conducta, como irritabilidad, intranquilidad, ansia y pensamientos recurrentes sobre volver a consumir o realizar la actividad, etc. Para aquellas personas que presentan una adicción a las tecnologías, el tiempo que no pueden acceder a un dispositivo electrónico puede resultar muy frustrante y los pensamientos suelen girar en torno a cuándo se podrá volver a realizar la conducta.
Irritación por las Tecnologías

Interferencia sobre otros ámbitos de la vida, como las relaciones sociales o laborales.
Una característica de las adicciones es que persisten a pesar de sus consecuencias negativas. La adicción a las tecnologías, si bien a priori puede parecer menos dañina que otras adicciones, a la larga también puede traer numerosos inconvenientes para la persona que la presenta: aislamiento social, dificultad de concentración en otras tareas, peores resultados académicos, bajo rendimiento en el trabajo, abandono de otros hobbies, problemas para dormir, etc. El hecho de que la persona sea consciente de estas consecuencias no es suficiente para el abandono de la conducta, puesto que se ha perdido el control sobre esta actividad, y se sigue realizando a pesar de su impacto negativo.
Infeliz por las Tecnologías

Además, un riesgo añadido específico de la adicción a las tecnologías, es que el abuso de Internet o de las redes sociales puede implicar el acceso a contenidos inapropiados, como material violento no acorde a la edad de quien accede a ello, pornografía, mensajes que incitan al odio (racismo, machismo, u homofobia), páginas de apuestas o juegos de azar online, etcétera. Otra posible consecuencia que ha surgido a raíz del mal uso de las redes sociales es el cyberbullying, y es que el anonimato de las redes facilita ejercer este tipo de acoso.
Cyberbullying en las Tecnologías

¿Quiénes pueden desarrollar una adicción a las tecnologías?

La población con mayor riesgo para desarrollar una adicción a las tecnologías son los adolescentes, entre otras razones, por ser una generación totalmente familiarizada con las tecnologías, por el uso extendido de los dispositivos electrónicos actualmente, y por la búsqueda de sensaciones asociada a esta franja de edad.

Esto no quiere decir que este tipo de comportamientos no se den entre la población adulta, sino que estos factores mencionados hacen que sea más probable que la adicción a las tecnologías aparezca especialmente en los jóvenes.

Niños con adicción a las Tecnologías

Sin embargo, la alta disponibilidad de las tecnologías y el hecho de que formen parte de muchos ámbitos de la vida en nuestra sociedad (educación, trabajo, hobbies, relaciones) hacen que esta adicción pueda darse a cualquier edad.

Algunas señales de alarma que pueden indicarnos que una persona ha perdido el control sobre el uso de las tecnologías son:

Señales de adicción a las Tecnologías

Disminución de las horas de sueño debido a estar realizando la conducta.
Altos niveles de irritabilidad cuando no puede acceder al móvil, a Internet o al dispositivo electrónico del que hace un uso excesivo.
Descuido de los vínculos o relaciones sociales, que puede llegar al aislamiento social. Asimismo, las personas cercanas pueden haber manifestado preocupación o quejas sobre esta conducta.
Empeoramiento del rendimiento escolar o laboral.
Mentir sobre el tiempo que pasa haciendo uso de las tecnologías.
Niveles de activación muy elevados cuando está haciendo uso de dicho dispositivo. Esto se puede manifestar en forma de euforia, o de alta irritabilidad cuando se enfrenta a algún inconveniente, como fallos en la conexión o, por ejemplo en el caso de los videojuegos, haber perdido una partida. Esta activación anómala puede llevar a conductas llamativas, como gritos o muestras de agresividad.