¿Cómo se desarrolla una adicción a las tecnologías?

Los procesos a través de los cuales se desarrolla y mantiene la adicción a las tecnologías son similares a aquellos que se producen en las adicciones a sustancias. Inicialmente, cuando se realiza la conducta potencialmente adictiva se obtiene alguna recompensa o reforzador positivo: entretenimiento, diversión, o cualquier aspecto placentero de la actividad.

Sin embargo, eventualmente esta conducta acaba siendo mantenida porque supone el alivio de algún malestar o algún estímulo desagradable, por ejemplo: entrar a las redes sociales para distraerse, jugar a videojuegos para calmar la ansiedad, navegar por Internet para evitar hacer un trabajo aburrido, etc.

Debido a estos efectos que funcionan como reforzadores de la conducta, la frecuencia con la que se utilizan estos dispositivos será cada vez mayor, y se acaba desarrollando una dependencia a su uso.

El caso de las adicciones a las tecnologías, al igual que otras adicciones comportamentales como la adicción a las compras, cuenta con una dificultad añadida, y es que aquella conducta sobre la que se ha perdido el control forma parte de nuestra vida cotidiana.

Mientras que en las adicciones con sustancias a menudo la meta es lograr la abstinencia completa, en estos casos, por las condiciones de nuestro entorno, no es posible eliminar la conducta. Sería muy complicado, en el contexto en el que vivimos, prescindir de todos los dispositivos electrónicos o del acceso a Internet. Por este motivo, la meta que se persigue en las adicciones sin sustancias suele ser el uso controlado, que se logra a través de la recuperación del control sobre dicha conducta.