logo de la compañía

¿Es malo tener ansiedad?

La aparición de la ansiedad puede dar lugar a una respuesta rápida y automática encaminada a luchar o huir de un peligro, por lo que es lógico que esta emoción se haya desarrollado y mantenido en nuestra evolución como especie. La ansiedad es una respuesta adaptativa que todos experimentamos y que nos sirve para afrontar situaciones estresantes o demandantes.

Sin embargo, la ansiedad también puede dejar de resultar útil o beneficiosa para nuestra supervivencia y convertirse en un inconveniente: cuando la experimentamos con demasiada frecuencia, cuando es desencadenada por estímulos que no son amenazantes, o cuando afecta negativamente a otros ámbitos de nuestra vida.

Por ejemplo, la ansiedad puede aparecer ante una situación social que nos resulta abrumadora (como hablar en público). Aunque esta no suponga un riesgo real para nuestra supervivencia, puede tener un impacto negativo sobre otros ámbitos de nuestra vida si nos impide actuar.

Ansiedad Social

En este sentido, es fácil observar que la ansiedad puede ser muy limitante y tener un impacto negativo sobre nuestra vida social, laboral o académica, puesto que nos cohíbe a la hora de realizar ciertas actividades.

Si constantemente evitamos aquellas situaciones que generan ansiedad, podemos perdernos muchas oportunidades, puede impedirnos realizar actividades que serían positivas para nosotros, y puede llegar a ser incapacitante si nos paraliza o imposibilita al realizar actividades tan importantes como socializar o acciones relacionadas con nuestro trabajo.

Además, la ansiedad puede ser percibida como una emoción desagradable por las sensaciones corporales que la acompañan a menudo, aumento de la frecuencia cardíaca o palpitaciones, presión en el pecho o dificultad para respirar, mareos, tensión muscular…

Estas sensaciones surgen como consecuencia de las respuestas biológicas que pone en marcha nuestro cuerpo para responder ante una situación de peligro: tensar los músculos para huir, latir más rápido el corazón para mandar sangre a los músculos, aumentar la frecuencia respiratoria para facilitar la oxigenación…

Esta respuesta del cuerpo hacia la ansiedad, que es fundamental para la supervivencia, no resulta tan adaptativa para las dificultades cotidianas, y puede llegar a ser una experiencia muy desagradable.

¿Por qué se mantiene la ansiedad?

En muchas ocasiones, la ansiedad se mantiene porque evitamos enfrentarnos a aquella situación que nos provoca ansiedad, y de esta manera conseguimos aliviar el malestar (aunque sea solo a corto plazo).

Al hacer esto, nunca nos exponemos a aquel estímulo que nos da ansiedad, y podemos caer en un proceso similar a este:

ansiedad social

De esta manera, la conducta de evitación es reforzada, ya que nos funciona para eludir una situación desagradable para nosotros.

Como consecuencia, aumentan las posibilidades de que repitamos la evitación como respuesta ante estímulos que nos provocan ansiedad, y a largo plazo el problema seguirá existiendo.

Además, los síntomas de ansiedad que no son atendidos pueden intensificarse, por lo que es posible que la situación empeore: cuanto más tiempo dejo pasar sin enfrentarme al problema, más urgente me resulta solucionarlo y más ansiedad me provoca.

Por otro lado, conviene recordar que en muchos casos la ansiedad puede ser una respuesta normal ante las condiciones o exigencias del entorno. Desde terapia, muchas veces se explora y se intenta modificar el componente cognitivo, ya que se considera que las interpretaciones que realizamos sobre un acontecimiento pueden mediar la respuesta de nuestro organismo. Si bien está demostrado el impacto de ciertas cogniciones sobre las respuestas emocionales, y la sustitución por pensamientos más “adaptativos” puede conducir a mejores resultados; no siempre los pensamientos que aparecen junto a la reacción de ansiedad son irracionales.

Ej.: se acerca el examen de una oposición. “¿Qué pasa si me sale mal? Llevo mucho tiempo estudiando, tengo que aprobarlo. Si suspendo, tendría que estar otro año más estudiando”.

Hay casos en los que la ansiedad se mantiene porque el entorno nunca deja de ser estresante, y si bien en la actualidad las situaciones ansiógenas a las que nos enfrentamos día a día pueden no suponer un riesgo directo e inmediato para nuestra supervivencia, sí son situaciones determinantes para nuestra vida, nuestra integridad, o nuestro futuro.